Es diciembre y no podía faltar.
La “tradicional” comida del señor gobernador Garrido con sus periodistas refleja lo que durante este sexenio fue la relación de unos con otros; la del virrey y sus súbditos, a quienes, como en los tiempos medievales, les dieron vino, comida y regalos para agradecer los favoreces hechos.
No cabe duda, en Querétaro la prensa sigue siendo la pariente pobre del poder
Y es que uno siempre se pregunta; ¿porqué los regalos, las dádivas y la fiesta a un gremio que debe, por esencia, estar del lado critico, incómodo, señalativo frente al poder?
¿Porqué comidas y regalos a los periodistas y no a los albañiles, a los campesinos, a los taxistas, a los voluntarios de las guarderías, de los hospitales o a otros más que no tienen un patrón que debería cumplir con este rol de ser el del agasajo?
¿Realmente los periodistas ganadores del regalo pueden además cuestionarle al señor gobernador el estado real de su gobierno, de sus finanzas o de sus actos como gobernante?
Es increíble, pero hoy, el último ágape del señor gobernador con su prensa refleja lo que tenemos; una prensa premiada con las migajas del poder y un grupo de empresarios que, sabiendo y comentando las debilidades del gobernante en turno en lo obscurito, se suman al coro del rebaño que canta las alabanzas a su mecías en turno.
Hoy ser de los periodistas del gobernador, no es un privilegio,...es una vergüenza
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